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¿Insomnio infantil?

El 30% de los niños y niñas entre los 6 meses y 5 años de edad sufren de insomnio. El 5% de los casos son causados por condiciones médicas; el 25% restante es el resultado de problemas conductuales, en otras palabras, malos hábitos. Estos problemas deben intentar prevenirse a toda costa puesto que pueden llegar a afectar los procesos cognitivos y emocionales de los pequeños, así como la calidad de vida de las familias. A continuación se presentan algunas recomendaciones sobre hábitos saludables al dormir que los padres deben tener en cuenta para evitar que sus hijos desarrollen ‘insomnio infantil por hábitos incorrectos’.

Diseñar una rutina que incite a dormir. Antes de dormir se debe diseñar una rutina que le indique al niño que es hora de ir a la cama, con actividades como: ponerse el pijama, lavarse los dientes, leer un cuento. Se deben evitar actividades como: ver televisión, realizar juegos intensos, etc.

Mantener la rutina. La rutina que se desarrolle tiene mantenerse estable a lo largo del tiempo; es decir, se debe realizar siempre a la misma hora y repetirse con el menor número de modificaciones posibles.

Brindar un espacio propicio. Los niños deben contar con una habitación diseñada especialmente para ellos; evitar que el cuarto de los pequeños sea un espacio multiusos (ej. estudio, depósito de objetos, entre otros).

Asociación positiva con el ambiente. Se debe buscar que los niños desarrollen una asociación positiva entre el ambiente en el que duermen y el dormir. Esto se logra enseñándoles que el lugar para dormir es su cama (no el sofá, o en el estudio enfrente de la televisión). Asimismo, debe mostrarse que, aparte de dormir, en la cama sólo se realizan actividades relajantes que inducen sueño (ej. leer el cuento antes de dormir). Actividades diferentes a éstas (ej. comer, jugar) se limitan a otros lugares. Además, se recomienda evitar el uso del cuarto como un espacio de castigo “¡si no haces la tarea, te vas a tu cuarto castigado!”.

Deben dormir solos. Los niños deben aprender a dormir solos a partir de los 6/7 meses de edad. Para desarrollar este hábito se le debe enseñar a asociar esta actividad con elementos externos (ej. su cama/cuna, su oso de peluche, el chupo etc.) que se puedan mantener a lo largo de la noche. Esto es indispensable debido a que los niños «aprenden a dormir con aquello que los adultos le dan y durante sus despertares fisiológicos a lo largo la noche, reclamarán las circunstancias que ellos haya asociado con su sueño. Si los niños se duermen solos, volverán dormirse solos cuando se despierten por la noche; si se han dormido en brazos o bien ‘los han dormido’ meciéndoles [o junto a los padres], ellos reclamarán los brazos, el mecimiento [o los padres]» (Stivil & Miano, 2017, p. 289).


 

Referencias

  • Estivill, E. & Miano, S. (2017). Insomnio pediátrico y comorbilidad. En Viguera (Eds.), Sueño: Fisiología y Medicina (pp. 279 – 304). Murcia, España.: Viguera.

  • Pin Arboledas, G., Soto Insuga, V., Jurado Luque, M.J., Ferrández Gomariz, C., Hidalgo Vicario, I.,Lluch Rosello, A., Rodríguez Hernández, P.J. & Madrid, J.A. (2017). Insomnia in children and adolescents. A consensus document. An Pediatr (Barc), 86, (3), e1 – 165.e11.

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